NOCUENTO PARA PICAR HUESOS
NOTA DE SUICIDIO CON TIERNA
DESPEDIDA
Juan Josè Bocaranda E
La escogiò entre muchas y se casò con ella. Y
la convirtió en “tronco de picar huesos”, de èsos que usan en las carnicerìas de campo.
Todo, a cuenta de que sus padres lo habían maltratado y dejado en el abandono
treinta años atrás.
La inauguración de las golpizas tuvo
lugar la noche de la miel amarga, cuando
la violò y dejò casi muerta.
Para salvarla y no tener el trabajo de
buscarse otra tonta, la llevò al hospital.
Las palizas fueron arepa de cada dìa, hasta
que una tarde la encontró muerta. Se había suicidado, después de oscilar entre
los sangrientos maltratos del marido y la indolencia estúpida de los policìas
(a los que ella llamaba soburros).
En el suelo, al lado de la cama, hallò una
nota: “busca en el escaparate un puchingboll
gigante. Te lo dejo para que lo golpees hasta que le saques la chicha, pues tanto
èl como yo somos culpables de la mala vida que te dieron tus padres. Adios para
siempre, maricòn”.