miércoles, 22 de julio de 2020

LA PANDEMIA DEL ZOMBI-VIRUS O CONVID 2020. CUENTOS DE LA TROJA DOS. JUAN JOSÉ BOCARANDA E.




LA PANDEMIA DEL ZOMBI-VIRUS O  CONVID 2020

Fue otro el virus que abrió puertas al “Convid-19…

El Maestro Escrutador, cuyo rostro jamás fue conocido porque hablaba detrás de unos prismáticos “ciegos”, pero penetrantes,  dejó escuchar su voz aquella tarde:

“Al día de hoy el mundo está conmovido, perturbado y tembloroso porque siente el azote de lo que han dado en llamar pandemia del “Coronavirus”. Debo decirles con toda responsabilidad que fue otro el virus que abrió puertas al “Convid-19, pues generó a lo largo del Siglo pasado el ambiente propicio para la invasión del morbo que ha penetrado el alerta de la Humanidad, dejándola casi indefensa: me refiero al “Zombi-Virus o CONVID 2020”.
Se trata del virus de la molicie, del desbocamiento, de la incontinencia moral que han fomentado básicamente  la televisión y sus ramificaciones fílmicas.
El virus físico tuvo como condición y base un virus psicológico y espiritual que ha inundado hasta los últimos confines del Planeta, llevando insinuaciones y sugerencias de una apertura inconveniente al libertinaje, cuyos excesos chocan con la más básica racionalidad pues contribuyen al descenso del ser humano en la escala de los valores, todo sobre la base de un incremento de la mediocridad en el comportamiento, de la superficialidad en los juicios, de la irresponsabilidad en los procedimientos, de la ligereza en las concepciones, del irrespeto en las relaciones, del uso de la violencia, de la distorsión de los conceptos y de la jactancia en el mal y en la crueldad.
Proyectando el veneno de su esencia a través de la televisión y de las ramificaciones de ésta, el Zombi 2020 convierte a los seres humanos en vivos-muertos, pues los adormece, les perfora el cerebro, les congela la sangre y, en pocas palabras, los estupidiza, pues se trata de un estupefaciente insidioso. Esconde sus efectos perniciosos en la apariencia de la gracia, de la belleza, del chiste, del chisme y de las insinuaciones, disfrazándose de elementos de cultura ficticia, que hacen del subconsciente un depósito de criterios de estupidez que, sin que las víctimas lo noten, éstas aplican en sus relaciones familiares, laborales y ordinarias. Relaciones donde suelen formularse planteamientos absurdos y donde se proponen soluciones más absurdas aún.
En síntesis, la televisión nacional e internacional, es un narcótico que embota la capacidad de razonamiento y distrae en lo substancial, sembrando y alimentando efectos extremadamente nocivos y muchas veces irreversibles: idiotez en el enfoque de la vida, en la concepción de los valores, en la forma de resolver los problemas, y  superficialidad en los juicios y en la búsqueda de la verdad, si es que la verdad a ese nivel todavía les interesa, pues el virus todo lo destruye, hasta la aversión a la mentira..…
Cuidado con lo que alimenta vuestro subconsciente, brecha a través de la cual penetran los virus no físicos”.

Cesó la voz del Maestro, quien se retiró detrás del biombo.