EL HOMBRE QUE SÍ PASÓ DE LA PUERTA.
CUENTOS DE LA TROJA.
Juan José
Bocaranda E
-Nadie, salvo el propio Dios, puede conocer los designios de Dios- comenzó diciendo aquella tarde el conocido gurú Rajalarrana Ya, de Calcuta, quien agregó:
En el Reino del Misterio, donde se planifica el curso de los mundos y se
traza el destino de los hombres, existe
una puerta
por la que entra, no quien quiere sino quien puede....
Hace mucho mucho tiempo, un abogado fue nombrado juez de un humilde
municipio de la región de Lajastarán. Sus enemigos, tan absolutamente gratuitos como infinitamente abyectos,
forjaron y mantuvieron una especie de consigna, de vaticinio, de miserable
deseo de fracaso y humillación, diciendo por doquier: “Vigena jamás pasará de
la puerta”.
Pero pocos años después,
por cuestiones del destino, Vigena pasó a ejercer cargos docentes y judiciales
de alto nivel, hasta que se jubiló, porque quiso, cuando quiso y como quiso.
Así, pues, no sólo "pasó de la puerta", sino que también fue invitado
a tomar asiento en la sala principal del Palacio, para dialogar con calificados conocedores de
las leyes y rectores del alto gobierno;
y así mismo fue invitado al comedor,
donde pudo degustar los mejores platos de la casa, hasta que se hartó.
En cuanto a sus enemigos,
carcomidos por la envidia, fueron cayendo al charco sin haber “pasado de la
puerta”. Simples hojas secas, que el viento arrastra por el lodo y todos
pisan...
Es que nadie, salvo el
propio Dios, puede conocer los designios de Dios. En el Reino del Misterio, donde se planifica el
curso de los mundos y se traza el destino
de los hombres, existe una puerta por la que entra, no quien quiere sino quien
puede...Y
si puede es porque lo merece...
Finalmente les dijo: el que ríe de último carcajea mejor...