jueves, 29 de diciembre de 2016

GOBIERNOS MALOS Y MALOS GOBIERNOS Juan José Bocaranda E




S¿S n

GOBIERNOS MALOS Y MALOS GOBIERNOS
Juan José Bocaranda E

Hay gobiernos malos y hay malos gobiernos. No es lo mismo, a nuestro modo de ver.

Planteamiento
Muchas personas, cuando enjuician al gobierno de turno, en los Bancos, en la calle, en los Supermercados, en las Universidades,  frente a la inseguridad, al desorden, al caos social, al escaso resultado de la gestión gubernamental, utilizan casi siempre la expresión “gobierno malo”, lo cual mezcla y confunde las cosas.
Otros ciudadanos, por el contrario, utilizan la expresión “mal gobierno”, trasvasando entonces el núcleo de la primera expresión a la segunda, con lo cual mezclan también las cosas y arrastran a la confusión de la realidad.
Así, pues, es preciso distinguir. Nosotros expresaremos nuestra opinión al respecto, aunque no faltarán críticos que tilden de innecesaria la distinción. Distinción que nosotros valoramos frente  a la necesidad de que todo gobierno cumpla el deber moral de conjugar la consciencia con la conciencia. Quienes no otorgan importancia a estas exigencias, caben perfectamente en la cauda funcionarial de quienes sólo van tras la pitanza y no les importa ni un ápice el asunto de los principios.

 “MAL GOBIERNO”
El concepto de “mal gobierno” se refiere, fundamentalmente, por contraposición,  a la cuestión de la capacidad administrativa. A la habilidad sana para manejar los asuntos –todos los asuntos- del Estado. Y ello se da en la medida en la que el Gobierno esté integrado por personas preparadas, por personal intelectual y técnicamente idóneo. Pero, sin olvidar algo fundamental: que sean funcionarios probos, dignos, rectos, plenamente responsables. Porque, para que un gobierno sea efectivo, se requiere que conjugue la eficacia de la ley con la eficiencia del funcionario. Para lo cual es indispensable que haya consciencia y conciencia. Es decir, que los conocimientos técnicos de los funcionarios sean conducidos por la conciencia moral, por la Ley Moral, específicamente, por el Principio Ético Constitucional.

Como se ve, el núcleo fundamental del concepto de “buen gobierno”, es la capacidad intelectual, mas acompañada y conducida por la  seguridad moral del funcionario. Es decir, por la garantía de que esos funcionarios aplicarán sus saberes técnico-administrativos en pro de la sociedad, con rectitud de conciencia, en atención al Bien y en función de la dignidad humana.
Con lo anterior queremos destacar cómo el concepto de Gobierno, desde la perspectiva que nos ocupa aquí y ahora,  consta de un núcleo central o condición básica, que es la capacidad técnica, y de un condicionante concomitante necesario, que es la rectitud moral.

“GOBIERNO MALO”
Mientras el concepto de mal gobierno alude a la incapacidad administrativa, a la inefectividad administrativa, porque no genera los resultados prácticos satisfactorios que la población podría esperar, el concepto de  gobierno malo  hace referencia a la  falta de la honradez de los funcionarios, a un comportamiento negativo frente a  los valores éticos y a los principios morales.
En el primer caso se trata de un gobierno integrado por personas incapaces, de escasos conocimientos técnicos, de personas ignorantes, (aunque lo suficientemente voraces como para asumir cualquier cargo que se les ofrezca).
En el segundo caso se trata de un gobierno masivamente corrupto, perverso y sistemáticamente abocado a la realización del mal. Puede que en este renglón haya funcionarios más o menos preparados desde el punto de vista técnico. Pero esto importa muy poco porque el ambiente general de un régimen corrupto, sofoca toda iniciativa plausible, por lo que los funcionarios capaces quedan marginados y terminan por disvalorar la necesidad y la calidad de sus conocimientos.
Quiere decir que  un Gobierno es bueno cuando se apoya sobre la condición básica de la rectitud moral de los funcionarios y cuando le acompaña el condicionante, también necesario, de la capacidad técnica. Porque un Estado no puede progresar si no existe la capacidad técnica indispensable, aunque lo integren funcionarios canonizables y dignos de ser elevados a los altares. En otras palabras, el “Gobierno bueno” requiere la conjunción armónica de la conciencia (moral) y de la consciencia intelectual (conocimientos técnicos).
                      
De lo anterior cabe el siguiente cuadro-síntesis:
Mal gobierno –Buen gobierno
Gobierno malo – Gobierno bueno

Cabe hablar de “mal gobierno cuando es ineficiente, cuando carece de la capacidad administrativa necesaria. En este supuesto, la mayor o menor rectitud moral de los funcionarios no puede suplir la falta de conocimientos técnicos.
Por otra parte, un “buen gobierno” sin la fundamentación moral, es técnicamente eficiente, pero también criticable debido a la ausencia de rectitud moral de los gobernantes, ausencia que a la larga o a la corta termina por generar la ineficiencia, porque la falta de Moral corroe y desmorona las instituciones y los Gobiernos.

Gobierno malo es el intrínsecamente perverso, minado por la corrupción, la arbitrariedad, el abuso, la prepotencia, la violencia. En dos palabras: es un gobierno inmoral. Es tanta su perversión, que o la ineficiencia es voluminosa o la escasa observable resulta asfixiada por la podredumbre moral.

– Gobierno bueno: sería un Gobierno ideal. La expresión implica satisfacción de las exigencias técnicas sobre la base de la satisfacción de las exigencias morales.

PREGUNTA FINAL:
¿Existen los “GOBIERNOS BUENOS”???