miércoles, 7 de octubre de 2015

EL TRIBUNAL DE LA JUSTA JUSTICIA Juan Josè Bocaranda E




EL TRIBUNAL DE LA JUSTA JUSTICIA
Juan Josè Bocaranda E

El conocido reportero de Tribunales del Diario…Pedro Rimales, reseñò este caso:

“En el dìa de hoy…el Tribunal de la Justa Justicia…de la Circunscripciòn de…dictò Sentencia Moral en proceso abierto contra la ciudadana…a quien se imputa el homicidio de su esposo…
El fallo dice asì:

“Este tribunal considera conveniente realizar las siguientes  consideraciones previas.

Rige el deber de amar y proteger en todo momento y circunstancia a lo màs hermoso y valioso de la Creación: la mujer, cuya expresión màs tierna, cercana y evidente son nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras novias, nuestras amantes, nuestras esposas, nuestras hijas, nuestras amigas, por lo que el juez que suscribe no puede menos que evocar la imagen de la mujer con  el màs intenso sentimiento de amor y veneraciòn, al dictar esta sentencia.

No escapa al tribunal que este veredicto marcha contra la jurisprudencia tradicional y contra una costumbre inveterada pero profundamente criticable, que en esencia deja a la mujer en el abandono y la coloca en riesgo, sacrificando su derecho a la vida, en aras de cierta tendencia sospechosa a proteger los abusos y los desmanes del hombre cruel. Actitud èsta radicalmente abominable y obcecada. Abominable, porque violenta principios fundamentales del ser humano;  obcecada, porque persiste en negar a ultranza la verdad, como si se tratase de ciegos voluntarios.

La indolencia, la indiferencia, la pasividad, cuando son absolutamente injustificables, descalifican moralmente a los jueces que las ponen en juego, porque los tornan en  cómplices tàcitos de criminales sangrientos, como lo son aquèllos que maltratan y  arrastran a la muerte a la flor màs hermosa de universo.

Cuando un tribunal alcahuetea al tirano domèstico, condenando  a la mazmorra a la mujer que defendió  su vida, en el fondo es co-autor de una lapidación criminal, aunque diga lanzar la primera piedra en nombre de la ley y la justicia.

Asì lo digo y sostengo ante el Mundo, sean cuales sean las consecuencias que en lo personal me puedan afectar, como lo podrá ser el fin de mi carrera, si se tiene en cuenta el poder del dogmatismo recalcitrante, que todo pretende congelarlo por los siglos, sin abrirse a nuevas luces como lo exigen los nuevos tiempos...

El deber prohumano de defender a las mujeres por esta vìa judicial, se justifica màs, si cabe, cuando se tiene en cuenta que muchas de ellas  son víctimas de la superficialidad, como lo evidencia el hecho absurdo de que se dejan sorprender y esclavizar por malandros de alto coturno o baja ralea, quienes las deslumbran con engañosas apariencias, hasta que es demasiado tarde, a menos que se les ayude, como ocurre en el presente caso.

Quiera Dios que esta decisión despierte conciencias y siente  jurisprudencia a nivel de las naciones que creen y quieren realizar de verdad los derechos humanos que tanto pregonan. Todo, en nombre de la mujer y de sus hijos.

Expresadas las consideraciones anteriores, se prosigue para decidir:

Consta en autos plena prueba (que sòlo los ciegos voluntarios no pueden ver) de que
1º.el marido solìa vapulear a la mujer en forma inhumana, despiadada, increíble, en todo momento y circunstancia, dejándola en innumerables ocasiones al borde de la muerte,
2º. la mujer “vivía” bajo el peso de una amenaza de muerte, permanente y agobiante, que le impedía desempeñarse como un ser normal en sus relaciones familiares, sociales ni laborales.
3º.pese a las numerosas denuncias, las autoridades policiales o judiciales actuaban con la màs absoluta negligencia, al punto de dejar a la vìctima en el mayor desamparo, con lo que la condenaron –podrìa decirse asì- a una muerte segura, expuesta como estaba a las agresiones de la bestia.

Por todo lo anterior, este Tribunal de la Justa Justicia (no de la Justicia injusta, ficticia, falsa, interesada, desviada, tendenciosa, aparente, meramente formal), a despecho de escribas y fariseos, declara al marido muy bien muerto y a la mujer libre de pecado, pues lo que hizo fue absolutamente necesario para salvar la vida.

Asì se decide.
Nomejoda.com.
Firma: el juez Severo Martillo y Deleduro”.

Nota:
Se dice que al juez lo liquidaron a las tres de la tarde, en la plaza central. Dizque lo colgaron como al hombre que matò a la Lola…