EL TRIBUNAL DE LA JUSTA
JUSTICIA
Juan Josè Bocaranda E
El
conocido reportero de Tribunales del Diario…Pedro Rimales, reseñò este caso:
“En el dìa de hoy…el Tribunal de la Justa Justicia…de la Circunscripciòn de…dictò Sentencia Moral en proceso abierto
contra la ciudadana…a quien se imputa el homicidio de su esposo…
El
fallo dice asì:
“Este tribunal considera conveniente realizar
las siguientes consideraciones previas.
Rige el deber de amar y proteger en todo
momento y circunstancia a lo màs hermoso y valioso de la Creación: la mujer,
cuya expresión màs tierna, cercana y evidente son nuestras abuelas, nuestras
madres, nuestras hermanas, nuestras novias, nuestras amantes, nuestras esposas,
nuestras hijas, nuestras amigas, por lo que el juez que suscribe no puede menos
que evocar la imagen de la mujer con el
màs intenso sentimiento de amor y veneraciòn, al dictar esta sentencia.
No escapa al tribunal que este veredicto
marcha contra la jurisprudencia tradicional y contra una costumbre inveterada
pero profundamente criticable, que en esencia deja a la mujer en el abandono y
la coloca en riesgo, sacrificando su derecho a la vida, en aras de cierta
tendencia sospechosa a proteger los abusos y los desmanes del hombre cruel.
Actitud èsta radicalmente abominable y obcecada. Abominable, porque violenta
principios fundamentales del ser humano; obcecada, porque persiste en negar a ultranza la
verdad, como si se tratase de ciegos voluntarios.
La indolencia, la indiferencia, la pasividad,
cuando son absolutamente injustificables, descalifican moralmente a los jueces
que las ponen en juego, porque los tornan en
cómplices tàcitos de criminales sangrientos, como lo son aquèllos que maltratan
y arrastran a la muerte a la flor màs
hermosa de universo.
Cuando un tribunal alcahuetea al tirano
domèstico, condenando a la mazmorra a la
mujer que defendió su vida, en el fondo
es co-autor de una lapidación criminal, aunque diga lanzar la primera piedra en
nombre de la ley y la justicia.
Asì lo digo y sostengo ante el Mundo, sean
cuales sean las consecuencias que en lo personal me puedan afectar, como lo podrá
ser el fin de mi carrera, si se tiene en cuenta el poder del dogmatismo
recalcitrante, que todo pretende congelarlo por los siglos, sin abrirse a
nuevas luces como lo exigen los nuevos tiempos...
El deber prohumano de defender a las mujeres
por esta vìa judicial, se justifica màs, si cabe, cuando se tiene en cuenta que
muchas de ellas son víctimas de la
superficialidad, como lo evidencia el hecho absurdo de que se dejan sorprender
y esclavizar por malandros de alto coturno o baja ralea, quienes las deslumbran
con engañosas apariencias, hasta que es demasiado tarde, a menos que se les
ayude, como ocurre en el presente caso.
Quiera Dios que esta decisión despierte
conciencias y siente jurisprudencia a
nivel de las naciones que creen y quieren realizar de verdad los derechos
humanos que tanto pregonan. Todo, en nombre de la mujer y de sus hijos.
Expresadas las consideraciones anteriores, se
prosigue para decidir:
Consta en autos plena prueba (que sòlo los
ciegos voluntarios no pueden ver) de que
1º.el marido solìa vapulear a la mujer en
forma inhumana, despiadada, increíble, en todo momento y circunstancia,
dejándola en innumerables ocasiones al borde de la muerte,
2º. la mujer “vivía” bajo el peso de una
amenaza de muerte, permanente y agobiante, que le impedía desempeñarse como un
ser normal en sus relaciones familiares, sociales ni laborales.
3º.pese a las numerosas denuncias, las
autoridades policiales o judiciales actuaban con la màs absoluta negligencia,
al punto de dejar a la vìctima en el mayor desamparo, con lo que la condenaron –podrìa
decirse asì- a una muerte segura, expuesta como estaba a las agresiones de la
bestia.
Por todo lo anterior, este Tribunal de la
Justa Justicia (no de la Justicia injusta, ficticia, falsa, interesada,
desviada, tendenciosa, aparente, meramente formal), a despecho de escribas y
fariseos, declara al marido muy bien muerto y a la mujer libre de pecado, pues
lo que hizo fue absolutamente necesario para salvar la vida.
Asì se decide.
Nomejoda.com.
Firma: el juez Severo Martillo y Deleduro”.
Nota:
Se dice que al juez lo liquidaron a las tres
de la tarde, en la plaza central. Dizque lo colgaron como al hombre que matò a
la Lola…
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