Prensa
LOS
DELINCUENTES Y LAS LEYES.
Juan José Bocaranda E
Hace muchos años leímos un libro del arqueólogo y filólogo australiano Gordon Childe, quien anotaba que los
delincuentes no ven con buenos ojos los avances de la tecnología porque saben
que ésta los llevará a la cárcel...
Alguien
me escribe que insistir ante gobernantes corruptos e indolentes, respecto a los
deberes morales y a los valores éticos, “es
totalmente inútil, una evidente pérdida de esfuerzos y de tiempo”.
Pero,
yo le respondo que, aun cuando haya funcionarios que menosprecien y desacaten
los mandatos de la Constitución y los principios morales, éstos no dejan de existir. Porque la vigencia de las normas no
depende de la conveniencia torcida de
los obligados. Si así fuese, el Código Penal dejaría de existir porque
no conviene a los delincuentes; las disposiciones que rigen los contratos
tampoco existirían porque no conviene a los deudores; los gobernantes corruptos
implantarían en forma absoluta la
ética del pirata, que les viene
al dedo, y desecharían lo que no consagre “su” derecho a robar, perseguir y
sepultar... En fin, toda norma dejaría de existir por cuanto sería derogada por
el interés de los afectados. Por esta razón, desde el punto de vista de los delincuentes, para no
perder tiempo ni desperdiciar recursos, mejor que no hubiese Poder Legislativo,
sino sólo el Ejecutivo para que el mismo pueda obrar a sus anchas y a sus
cortas. Tal vez, por conveniente añadidura, podría haber el Poder Judicial, y
eso si se muestra sumiso y servil. Porque, de no ser así, el dictador se va por
la vía directa, y, como suele decirse, se cobra y se da el vuelto...
...Lamentablemente
para los bandoleros, la Constitución existe, y existe todo un ordenamiento jurídico,
por encima del cual rigen la Ley Moral y el Principio Ético, cuya fuerza y
poder son absolutamente insobornables.
¿De
qué valió a los nazis la quema de libros? ¿De qué valió la estupidez de la
Inquisición ante la fuerza de la verdad que albergaba el espíritu de Galileo
Galilei?
No.
Por mucho que pujen y empujen, no pueden...Porque tienen en su contra la virtud de la Ley Moral, el poder
de la razón, la voluntad de los gobernados y el imperio invencible de la
Historia, cuyo veredicto también es insobornable.
Siempre vale la pena decir la verdad, aunque no
quieran escucharla...