miércoles, 19 de agosto de 2020

EL FANTASMA DEL GENERAL PRISDEN. CUENTOS DE LA TROJA DOS. JUAN JOSÉ BOCARANDA E.

EL FANTASMA DEL GENERAL PRISDEN. CUENTOS DE LA TROJA DOS.

Ni el brexit y ni siquiera el coronavirus lograron eclipsar entre las  tradiciones del pueblo inglés, la del fantasma del General Prisden, héroe de la guerra contra Napoleón,  quien aun dos siglos después hace de las suyas  en el castillo de Brigidinamdem.

La historia del asunto del fantasma fue esta: una noche de Navidad, cuando Narciso Prisden, muy amante de las golosinas, tenía siete años, le fue negada rotundamente una chupeta de caramelo, chocolate y leche, por órdenes de su madre Lady Hilary.

Hilary,  famosa exestrella del cine mudo, era enemiga a ultranza del dulce en horas de la noche, por “exacerbar la diabetes”, en opinión del cuerpo de hipocráticos que la orientaban y asistían, y la autoridad de los cuales ella jamás ponía en duda. El problema se tornaba mucho más grave porque las golosinas minarían los dientes del niño, que comenzaban a retoñar.

Se dice que Prisden jamás aceptó esta justificación. Antes por el contrario, estableció en él una fijación subconsciente tal,  que ya anciano y retirado del Ejército de su Majestad, murió con sumo rencor contra la madre, convencido de que, habiendo sido un niño maltratado, debía vengarse exigiendo caramelos.

Fiel a esta idea malsana, se convirtió en espanto para causar alborotos y sembrar pánico todas las noches, en los pasillos, habitaciones,  jardines y demás instalaciones del castillo, donde los empleados no tardaban en renunciar si es que no se suicidaban debido a los tormentos que les infligía el fantasma. Tormentos entre los cuales el más crispante de todos eran los gimoteos del General cuando reclamaba su chupeta en medio del arrastrar de hierros, el sacudir de puertas y ventanas, el chirriar de bisagras y el machacar de ollas, cacerolas y vajillas, entreverados por frecuentes pataletas de niveles infantiles.

Hemos de recordar que según informó la prensa, los herederos habían tenido que alquilar el castillo como hotel sin estrellas para poder cubrir los altos costos de mantenimiento, dada la antigüedad que lo arrastraba a la ruina.

Hoy el espíritu de la tradición se retroalimenta porque son dos los fantasmas que alteran la paz de la vetusta mansión. el espanto del General Prisden, quien anda con pasos marciales y cadencias y espetamientos propios de su profesión belicosa, y el de Hilary, que llora detrás del hijo implorando perdón.

Es tal el influjo de ambos personajes en la historia de Inglaterra, que su imagen se proyecta con luz propia por sobre el brexit y la pandemia,  recordando las viejas glorias que algunos pretenden regresar a la era victoriana.

 

 

 

lunes, 10 de agosto de 2020

IMAGINACIÓN. CUENTOS DE LA TROJA DOS. JUAN JOSÉ BOCARANDA E.




IMAGINACIÓN. CUENTOS DE LA TROJA DOS.

Imagino que soy un Maestro cuya fama se ha extendido por toda la región. Sano, predico, enseño y doy buenos consejos llevando hacia Dios. También hago milagros, de los que se han beneficiado ciegos, mudos, sordos, paralíticos, leprosos y personas a las que he resucitado. Igualmente he rescatado a muchas mujeres de la que llaman “mala vida” para que se conviertan en madres responsables y consagradas al hogar.
Una mañana, cuando voy hacia el pueblo en compañía de mis discípulos, me sale al paso un hombre ciego que me dice:
-Señor, Señor. Compadécete de mí. Haz que pueda ver nuevamente. Sé que soy un pecador, pero estoy arrepentido. Dios sabe que es así. Dame la vida.
Cierta vocecilla me aconseja que no lo haga, pero lo hago: el sujeto, al que llaman Gimoteo, queda sano apenas le hago llegar el rayo de los milagros. Vuelve la cabeza a uno y otro lado. La claridad lo deslumbra. Luego estira brazos y piernas, carcajea, grita palabras que no entiendo y corre hacia el pueblo.
Nemesio, uno de mis discípulos, quien es de La Coruña, muy suelto en el hablar y más presto en el obrar, le grita: ¡Ey! ¡PardieZ!  Hijo de buda… ¿Ni siquiera das las gracias, desgraciao? Y corre hacia Gimoteo. Lo alcanza y lo  increpa. Gimoteo lo agrede, lo empuja, lo derriba y lo patea, mientras vocifera:
-¿Qué gratitud ni ocho cuartillos? Yo no doy gracias a nadie. Ya estoy sano y eso nadie me lo quita, ni Dios.
Me indigna lo que escucho. No puedo evitarlo.  En menos de lo que canta una gallina le deshago el milagro: Gimoteo vuelve a ser ciego.
Después de unos días, viene a buscarme para un segundo milagro. Pero esta vez lo mando a la miermelada.
Como noto que mis discípulos no comprenden el por qué de mi reacción al parecer muy poco edificante, les aclaro:
-Dios quiere buenos y santos, pero no bobos. Lo que no es justo, no es justo, y punto. La ingratitud es un pecado radical, porque es la mayor expresión del egoísmo y de él provienen la indignidad, la bajeza, la vileza, la perversidad, las malas intenciones, la cobardía y la traición. El alma de los ingratos es un charco de miasmas que es necesario depurar mediante lecciones drásticas que lleguen a lo profundo, como justo castigo.
Mi fama se extendió y  la gente aprendió que más que los hombres santos, me interesaban los hombres agradecidos y justos, porque sin  justicia y gratitud no puede haber santidad.







viernes, 7 de agosto de 2020

EL DERECHO INVERTEBRADO. VIDA UNIVERSITARIA DE LOS SIETE SABIOS. CUENTOS DE LA TROJA DOS. . JUAN JOSÉ BOCARANDA E.



 Apoteosis del Derecho Invertebrado

EL DERECHO INVERTEBRADO. VIDA UNIVERSITARIA DE LOS SIETE SABIOS. CUENTOS DE LA TROJA DOS.
 

Una tarde de domingo se presentó en el rancho un conocido de los Sabios de nombre Sildos,  quien vivía en el mismo barrio. También estudiaba Derecho en Ucevépolis. Asistía a clases como alumno regular. Estaba casado y trabajaba como buhonero en el centro de Atenas. De origen pelasgo, se había establecido en Los Mamónides, donde muchas veces había tenido que lidiar a cuchillo con los malandros, para defender a la familia. Siempre corría peligro cuando regresaba a casa después de una agotadora jornada de trabajo y de haber asistido a clases en el horario nocturno.
Les dijo que el profesor de Filosofía le había impuesto preparar una exposición sobre la evolución del Derecho, y pidió el asesoramiento de Solón porque  había sido legislador.
Solón comenzó por preguntarle qué entendía como “evolución del Derecho”. Y Sildos le respondió que entendía la evolución del Derecho como la aprobación de leyes nuevas por el órgano competente.
-¿Qué tipo de leyes?
-Leyes que respondan a la realidad social
-y a la realidad política también, inevitablemente…Dame un ejemplo de ese tipo de leyes…
-Por ejemplo, acaba de entrar en vigencia una ley que establece normas de protección del genoma humano.
-Ah, sí, la Ley de Bioética…¿Y tú crees que es suficiente crear e imponer una ley, sin más? Dame otro ejemplo…
-Tenemos también la nueva ley antidrogas y la ley de protección al niño y…
--¿Y tú crees que basta la existencia de la ley para que todo marche sobre ruedas?
-Sí. Lo que falta es aplicarlas…
-Si se deben aplicar es porque se supone que son leyes perfectas. ¿Verdad? Pero, ¿cuándo puede decirse que una ley es perfecta?
-Cuando está bien elaborada, cuando ha sido debidamente debatida y  aprobada con la debida reflexión.
-Si nos atenemos a estas condiciones, las leyes nazis fueron leyes perfectas, pues cubrieron esas características…Pero, dime, ¿qué pasó con ellas? ¿Acaso no sirvieron al régimen nazi para discriminar, perseguir, asesinar y cometer todo tipo de delitos?  Entonces no eran leyes perfectas sino para los nazis, sólo para los fines del Nazismo.  ¿Te das cuenta de qué es una ley perfecta? ¿De qué depende la perfección? ¿Basta el cumplimiento de las exigencias técnicas?
-Se ve que no bastan las exigencias técnicas
-¿Qué se requiere además de la técnica?
-Algo más que yo no  sé, pues apenas estoy cursando el primer año de Derecho.
-Ese algo más que tú dices son unas condiciones más profundas. Tan profundas como la responsabilidad moral que debe ser el fundamento de acción de los legisladores.
-Pero, amigo Solón, los legisladores no respetan las normas morales
-Unos sí y otros no
-¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué unos sí y otros no?
-Porque cada legislador tiene libertad para escoger una cosa u otra,  se cree con derecho a escoger entre lo bueno y lo malo, lo cual es una aberración.
-Pero, ¿no dicen que el hombre es libre para escoger?
-Ese es el principio del libre albedrío. Pero el libre albedrío no cabe en los asuntos públicos.
-¿No?
-No,  Sildos, no. El libre albedrío pertenece a la vida privada, no es aplicable en la vida pública, porque permite escapar a la responsabilidad moral. A los legisladores, como a todos los funcionarios, no les pertenece el derecho a optar por los fines buenos o por los fines malos: siempre deben atender al Bien y solamente al Bien.
-Pero, ¿cómo impedir a los legisladores que apliquen el libre albedrío? ¿Cuándo se podría lograr que todos los legisladores acatasen la Ética, la Moral?
-Cuando la Moral sea obligatoria como ley jurídica para todos los funcionarios
-Pero, Solón,  nadie aceptaría esta forma de pensar, esta filosofía
-No hay necesidad de que los funcionarios  la acepten.  Porque la Moral tiene ahora carácter jurídico, y ha logrado este carácter a través de los Derechos Humanos.
-¿Cómo sucedió eso?
-Cuando en 1948 la ONU proclamó los Derechos Humanos, la Moral penetró en el Derecho porque el fundamento de los Derechos Humanos no es un fundamento jurídico sino moral.  Desde entonces la Moral pasó a tener carácter jurídico y, debido a su valor superior, pasó a ser la norma suprema del ordenamiento jurídico y el Estado de Derecho pasó a ser Estado Ético de Derecho.
-¿Quiere decir que ahora no existe el Estado de Derecho sino el Estado Ético de Derecho?
-Efectivamente, Sildos. Lo que ocurre es que los ciegos no quieren ver y los sordos no quieren escuchar. No quieren razonar. Porque si los Derechos Humanos se fundan en la Moral, la Moral pasó a estar vigente en el Derecho: la Moral es hoy norma jurídicamente obligatoria. Y como ello es así, no queda lógicamente sino admitir que el Estado no es hoy de simple Derecho, sino de Moral y Derecho, es decir, un Estado Ético de Derecho.
-¿Pero qué pasará conmigo si yo le planteo estas cosas al profesor?
-Lo más probable es que te aplace. Depende de si es un sujeto dogmático o no. Y las Escuelas de Derecho están repletas de docentes dogmáticos.
-¿Por qué?
-Porque no les conviene lo nuevo, lo verdaderamente nuevo, lo que les saca de la rutina, lo que les exige estudiar el tema.
-Entonces, mejor no planteo nada de esto al profesor. Eso puede significar la pérdida de mi carrera.
-Tú decides. Yo cumplo con orientarte conforme a mi consciencia. Todo ser humano que defienda la verdad corre riesgos. Si decides seguir el camino de lo tradicional para no tener problemas, tú verás…Decidirás si sigues las huellas del Derecho Invertebrado o luchas por un Derecho Nuevo
-¿Derecho invertebrado?
-Sí, el Derecho-molusco. Puro Derecho, porque carece de los huesos de la Moral. Un Derecho que  funciona a medias, y funcionar a medias es, simplemente, no funcionar
-¿Y por qué no funciona?
-Porque es un Derecho torcido por los intereses personales y de grupo. Un Derecho inestable, inseguro, de Justicia acomodaticia, según convenga o no políticamente. Un Derecho manipulado y manipulable.
-Francamente, me da miedo hablarle de estas cosas al profesor.
-Tú decides…O te sometes a la Filosofía del Derecho invertebrado  o luchas por el Derecho Verdadero: el Derecho que busca el Bien a través de la Justicia.
-Cuánto desearía no ser cobarde…
-Consuélate, que el profesor es probablemente más cobarde que tú…