NOCUENTO
ABISMAL
TRISTES
Juan Josè Bocaranda E
Quince viejas transgènero suelen reunirse en un
Cafè de la Via Condotti, de Roma. Pertenecen al creciente número de “las
arrepentidas”, y planean la creación de
una confradìa internacional.
Es ahora cuando reconocen que cuando un dìa
tomaron la decisión del cambio, no
pensaron realmente, a profundidad, en la trascendencia inmensa, múltiple,
compleja, que les afectarìa de raíz la totalidad de la existencia. Creyeron dar
un paso, pero se precipitaron a un abismo sin fondo del que no podrán salir
jamàs. Al contrario, sienten, literalmente, que aceleran la caída irreversible
hacia las aguas de un pozo espeso y frìo.
La decepción se les refleja en un rostro
triste, desencajado, de cuyos ojos ha escapado hasta la última chispa de ilusiòn.
Anhelan consolarse mutuamente,
compartiendo el dolor, mas aparentando lo contrario, para que el mundo no se
burle de su dolorosa frustración, provocada
por algo indescriptible que les pesa en el alma como una roca
incandescente.
La líder –la màs vieja, la màs sabionda, la
màs entusiasta preoperatoria y, también, ahora, la màs decepcionada, nos dice:
-Lo que màs duele es la simulación y el
disimulo al que nos vemos forzadas: hacer que nos vean alegres, felices,
complacidas, satisfechas; y ocultar lo mejor posible nuestra angustia
existencial, que es como preguntarnos “pero, ¿què hice, que està siendo de mì,
adònde estoy yendo?, con esta tristeza sin fondo, con esta desesperanza sin consuelo que nos
llevan a concluir que “no valió la pena, que el remedio no estaba allì, que èsa
no era la solución”.
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